Ordene y Mande Señor
Julián Padilla
Me da mucha tristeza el
observar como todo el respeto que desde niño se nos inspiró conservar por los
hombres de uniforme, ya no existe en nuestros corazones, y tenemos que hacer un
gran esfuerzo para no pensar lo peor y sentir gran desconfianza con cualquiera
de ellos.
Cada vez que veíamos una
bandera izarse, o escuchábamos el himno nacional, de inmediato deteníamos la
caminata y hacíamos la más sincera reverencia. Cada vez que veíamos a un
militar, o un policía, de inmediato abríamos camino, pues entendíamos que esos
personajes eran súper héroes, que velaban por nuestra seguridad, nuestra paz
social y merecían toda la colaboración y el respeto.
Pero el tiempo ha pasado y
todo se ha vuelto un fango, y ahora cada vez que vemos algún uniformado, nos
preguntamos silenciosamente, si estamos frente a un servil, que si lo es,
entonces necesariamente es un potencial delincuente.
Desde el 2018 venimos
insistiendo en la crítica al adoctrinamiento militar en el país. Y siempre
hemos asociado el crimen organizado a los altos rangos militares y policiales,
de los cuales no escapa ninguna de las instituciones castrenses. Todas ellas en
su especialidad, son parte integral del sistema mafioso que impera en la nueva
marca país: El Cartel de los Macos del
Caribe.
Ordene y mande señor, que
tanto hacen estos vagos en el país, que no sea ejecutar órdenes muchas de maliciosas
y comprometedoras, pero que al mismo tiempo enriquecen a los jefotes, y hacen más
robusta la mafia en la nación dominicana.
La cultura esa ahí, es vieja
y no cambiara, y si no han podido en Sudamérica hacer cambiar su cultura
narcotizada, ¿qué pueden enseñarnos a nosotros que no sea narcotizarnos también?.
¡Cuánto dinero invertido!. ¿Se habrá echado en sacos rotos?
Ordene y mande señor. ¿Y qué
policía o militar que ha sido adoctrinado para luego se ingresado a una
brigada, puede rechazar la orden de un superior?. Ahí está el detalle decía
Cantinflas, porque partimos de la creencia que los bandidos de rango superior
no lo son, sino que son más bien seres superiores canonizados en el infierno
mismo del vaticano.
“Yo quiero ser con ese
coronel, ese mayor, o el mismo sargento”. Dicen los de rangos de más bajo nivel.
Aunque en la cadena de comando, todos reciben instrucciones. La verticalidad se
impone, y no me parece que actividades tan lucrativas, dejen de engrosar los
fondos de los que finalmente se apropian los mandos superiores. Y también los
chiquitos, los del trabajo sucio, tienen lo suyo.
La mafia necesaria y
sistémicamente debe de ser completa. Claro, la clave siempre será el ordene y
mande señor. Usted es un aguacate, sí señor. Parece ser que no nos conformamos
con formar parte de redes amplias de corrupción, que van desde la
administración de las mismas y famosas mesas, la realización de “trabajos
especiales”, los negocitos en la frontera, el apoyo a los contrabandos a
bandidos mercenarios, tráfico de órganos, trata de blancas, puntos de droga, y
el tráfico abierto de narcóticos con ruta internacional.
Pero siempre se necesita un
tonto útil que se preste a ser chivo expiatorio, pues con esto se da la idea de
que se tiene un tremendo combate a estos temas. Ahora cae un general, pero
honestamente no me creo la novela de que se trata de una excepción a la regla,
y que los demás uniformados de alto rango pertenecen al santoral.
Tristemente los niveles de
confianza que se pueden tener hacia la policía nacional, las fuerzas armadas en
la República Dominicana, son muy bajos. Y son mínimos en todos los sentidos. Al
parecer este poder concentrado de los ordene y mande señor, ha sido utilizado
para el enriquecimiento personal de los anillos de poder dentro de las
instituciones, y no para cumplir el rol para lo cual han sido creadas las
instituciones que deshonran.
Parece que nuestro país está
asediado no solo por los enemigos de nuestra soberanía, que son financiados por
intereses supranacionales y por ONGs traidoras, sino también por un enemigo
interno, gran caballo de Troya, formado no solo por civiles sino también por
militares y uniformados de todos los calibres e instituciones.
La criminalidad se ha
adueñado de nuestras calles. Ciertamente las medidas preventivas que como
iniciativa emprende el ministerio de interior y policía son validas y
convenientes. Vale la pena no buscar en las calles lo que no se nos ha perdido.
No sé si a estos resultados
se refería el ex presidente Fernández cuando hablaba del nueva york chiquito. Es decir, al crecimiento
milagroso de las mil y una torres, de las cuales muchas aún lucen semivacías.
Quizás eso que se ha llamado
modernidad y progreso, ha traído mas criminalidad, narco tráfico y lavado, que
progreso que pueda ser saboreado por la mayoría. Pero la competencia política está
ahí, y luego que se descubre la nueva fuente de ingresos libres, todos quieren
el poder para adueñarse del control del súper negocio de las drogas y el crimen
organizado en el país.
Y que importa si robas, si
lavas, si te enriqueces que ni Tarzán, si lo haces bien y tienes la mala suerte
de ser denunciado o un chivo expiatorio, la ley te permite devolver una parte,
delatar un par de forajidos y felices los cuatro. Visto así, hasta el mismo
sistema que debería castigar lo mal hecho luce ser parte de la mafia. Pero
ciertamente se cumple con la ley. Pero ¿es que las leyes han sido creadas por
mafiosos?.
Parece todo un plan
orquestado en la sinagoga de Satanás, es decir, el congreso nacional. Un plan
eficiente, espectacular, grandioso, por lo que seguirá siendo posible decir con
alegría: to frio, to nieve, to esquimalito, to bajo perfil, upra, upra.

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