miércoles, 5 de noviembre de 2025

Ordene y Mande Señor


 

Ordene y Mande Señor

Julián Padilla

Me da mucha tristeza el observar como todo el respeto que desde niño se nos inspiró conservar por los hombres de uniforme, ya no existe en nuestros corazones, y tenemos que hacer un gran esfuerzo para no pensar lo peor y sentir gran desconfianza con cualquiera de ellos.

Cada vez que veíamos una bandera izarse, o escuchábamos el himno nacional, de inmediato deteníamos la caminata y hacíamos la más sincera reverencia. Cada vez que veíamos a un militar, o un policía, de inmediato abríamos camino, pues entendíamos que esos personajes eran súper héroes, que velaban por nuestra seguridad, nuestra paz social y merecían toda la colaboración y el respeto.

Pero el tiempo ha pasado y todo se ha vuelto un fango, y ahora cada vez que vemos algún uniformado, nos preguntamos silenciosamente, si estamos frente a un servil, que si lo es, entonces necesariamente es un potencial delincuente.

Desde el 2018 venimos insistiendo en la crítica al adoctrinamiento militar en el país. Y siempre hemos asociado el crimen organizado a los altos rangos militares y policiales, de los cuales no escapa ninguna de las instituciones castrenses. Todas ellas en su especialidad, son parte integral del sistema mafioso que impera en la nueva marca país: El Cartel de los Macos del Caribe.

Ordene y mande señor, que tanto hacen estos vagos en el país, que no sea ejecutar órdenes muchas de maliciosas y comprometedoras, pero que al mismo tiempo enriquecen a los jefotes, y hacen más robusta la mafia en la nación dominicana.

La cultura esa ahí, es vieja y no cambiara, y si no han podido en Sudamérica hacer cambiar su cultura narcotizada, ¿qué pueden enseñarnos a nosotros que no sea narcotizarnos también?. ¡Cuánto dinero invertido!. ¿Se habrá echado en sacos rotos?

Ordene y mande señor. ¿Y qué policía o militar que ha sido adoctrinado para luego se ingresado a una brigada, puede rechazar la orden de un superior?. Ahí está el detalle decía Cantinflas, porque partimos de la creencia que los bandidos de rango superior no lo son, sino que son más bien seres superiores canonizados en el infierno mismo del vaticano.

“Yo quiero ser con ese coronel, ese mayor, o el mismo sargento”. Dicen los de rangos de más bajo nivel. Aunque en la cadena de comando, todos reciben instrucciones. La verticalidad se impone, y no me parece que actividades tan lucrativas, dejen de engrosar los fondos de los que finalmente se apropian los mandos superiores. Y también los chiquitos, los del trabajo sucio, tienen lo suyo.

La mafia necesaria y sistémicamente debe de ser completa. Claro, la clave siempre será el ordene y mande señor. Usted es un aguacate, sí señor. Parece ser que no nos conformamos con formar parte de redes amplias de corrupción, que van desde la administración de las mismas y famosas mesas, la realización de “trabajos especiales”, los negocitos en la frontera, el apoyo a los contrabandos a bandidos mercenarios, tráfico de órganos, trata de blancas, puntos de droga, y el tráfico abierto de narcóticos con ruta internacional.

Pero siempre se necesita un tonto útil que se preste a ser chivo expiatorio, pues con esto se da la idea de que se tiene un tremendo combate a estos temas. Ahora cae un general, pero honestamente no me creo la novela de que se trata de una excepción a la regla, y que los demás uniformados de alto rango pertenecen al santoral.

Tristemente los niveles de confianza que se pueden tener hacia la policía nacional, las fuerzas armadas en la República Dominicana, son muy bajos. Y son mínimos en todos los sentidos. Al parecer este poder concentrado de los ordene y mande señor, ha sido utilizado para el enriquecimiento personal de los anillos de poder dentro de las instituciones, y no para cumplir el rol para lo cual han sido creadas las instituciones que deshonran.

Parece que nuestro país está asediado no solo por los enemigos de nuestra soberanía, que son financiados por intereses supranacionales y por ONGs traidoras, sino también por un enemigo interno, gran caballo de Troya, formado no solo por civiles sino también por militares y uniformados de todos los calibres e instituciones.

La criminalidad se ha adueñado de nuestras calles. Ciertamente las medidas preventivas que como iniciativa emprende el ministerio de interior y policía son validas y convenientes. Vale la pena no buscar en las calles lo que no se nos ha perdido.

No sé si a estos resultados se refería el ex presidente Fernández cuando hablaba del nueva  york chiquito. Es decir, al crecimiento milagroso de las mil y una torres, de las cuales muchas aún lucen semivacías.

Quizás eso que se ha llamado modernidad y progreso, ha traído mas criminalidad, narco tráfico y lavado, que progreso que pueda ser saboreado por la mayoría. Pero la competencia política está ahí, y luego que se descubre la nueva fuente de ingresos libres, todos quieren el poder para adueñarse del control del súper negocio de las drogas y el crimen organizado en el país.

Y que importa si robas, si lavas, si te enriqueces que ni Tarzán, si lo haces bien y tienes la mala suerte de ser denunciado o un chivo expiatorio, la ley te permite devolver una parte, delatar un par de forajidos y felices los cuatro. Visto así, hasta el mismo sistema que debería castigar lo mal hecho luce ser parte de la mafia. Pero ciertamente se cumple con la ley. Pero ¿es que las leyes han sido creadas por mafiosos?.

Parece todo un plan orquestado en la sinagoga de Satanás, es decir, el congreso nacional. Un plan eficiente, espectacular, grandioso, por lo que seguirá siendo posible decir con alegría: to frio, to nieve, to esquimalito, to bajo perfil, upra, upra.

 

 

 

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