El
Agua, la frontera y la salud de la República
Julián Padilla
No sé cuantos ríos intentan
bañar la frontera, tampoco conozco el grado de deforestación que existe en el
otro lado de la isla. Sé que localmente hemos sabido abusar de nuestros ríos,
extrayendo materiales, dañando las cuencas de los ríos, matando muchas veces la
flora y la fauna y empobreciendo con esto el caudal de algunos ríos y con la
tala de árboles nuestra vegetación.
Pero independientemente de
todo, el agua es un líquido esencial para la vida de las personas y sin
intentar politizar el tema del agua de la frontera, sería un acto de humanidad,
que los dominicanos, busquemos una forma conveniente, para dotar al pueblo
haitiano de algún caudal de agua que les permita la sobrevivencia en su territorio.
Hay un refrán conocido por
todos, que indica: que no se sabe lo que se tiene hasta que se pierde; otro
también pre claro: el que tiene sed busca el agua.
No sé si usted algún vez se ha
visto si una gota de agua aunque sea por algunos días y ha sabido conocer las
dificultades que crea esta carencia en la vida del hogar: limpiar la casa,
bajar los inodoros, asearse utilizando galones de agua, buscando cubos o
llenando tanques o instalando rellenando un tinaco, o comprando camiones de la
mafia que se aprovecha del cierre de las llaves del acueducto y de las crisis
que los mismos mafiosos crean.
La situación de carencia más
reciente la vivimos aquí en el mismo centro de la ciudad, en el afamado e
histórico sector de gázcue. Parece que los tentáculos de la mafia acuática para
el enriquecimiento con la venta de camiones, de la misma agua a la que tenemos
legalmente derecho, había decidido cerrar otra vez las llaves que alimentan al
sector y ya teníamos 10 días sin una gota de agua. La cisterna vacía, los
tinacos vacios y todo el mundo comprando botellones de agua potable, de las que
compramos para beber, pero esta vez para botarla bajando los inodoros y para el
aseo personal.
Finalmente a los dueños de
la mafia estatal para el suministro de un liquido vital, a los que constitucionalmente
tienen derecho los dominicanos, finalmente los bandidos que manejan esta mafia,
se les ocurrió la célebre idea, de abrir un par de días las llaves que llevan
el agua a la nueva versión de la peor cañada pero sin agua, gázcue.
Cuando usted tiene la
oportunidad de vivir esto que le cuento y que no es un invento, ni tampoco un
intento de sacar capital político al abuso e incompetencia o maldad de las
brigadas del acueducto, entonces tal vez usted pueda valorar la importancia de
cuidar ese líquido vital.
En medio de la crisis, si
bien se aumentaron los riesgos de bacterias, pues no se bajaban de inmediato
los inodoros y se acumulaban desechos humanos, tampoco se podía pensar en
trapear la casa, o fregar todos los enseres de cocina cada vez. La inventiva
del hombre permitía algunas improvisaciones de sobrevivencia. Imagine usted como
una crisis ligera impacta en su hábitat y como todo su entorno se vuelve mucho más
hostil. Si es un popis o un NiNi tal vez no pueda contar esta historia.
Ahora vámonos por un
momento, a la situación de la frontera. Con un país asediado por la violencia,
el crimen, el terror cada una de las noches, con una devastación reconocida por
todos y una deforestación tremenda, que muchas veces puede verse, con el simple
asomarse a nuestras líneas divisorias.
Estamos hablando de miles de
compatriotas haitianos que viven en su territorio, muchos de ellos intentando
vivir de la agricultura. Y que por una iniciativa inconsulta, que rompió con un
tratado establecido entre las dos naciones, para no tocar el rio Dajabón y
dejarlo sin desvíos o modificaciones, en beneficio de ambas naciones.
Se crea un desvío que
sencillamente empobrece el caudal de dicho rio, ya que luego de recorrer varios
kilómetros el mismo retorna a tierra dominicana donde nace, hasta que desemboca
en la bahía de Manzanillo.
Es una situación atípica
para el cauce de un rio, pero que lamentablemente nos ha tocado a los
dominicanos vivir y con la gracia de Dios, intentar contribuir a solucionar
este tema, en beneficio de la población agrícola de Dajabón, la región
fronteriza dominicana, y a la vez, intentando que no se sume más daño del ya
acumulado por un pueblo triste y vilmente destruido por sus políticos y
mercenarios.
Los intereses reales de los
que luchan en Haití los desconozco, así como también muchos dominicanos
desconocemos las agendas escondidas de los anatemas de la política local. Pero
si estoy claro de una cosa, este problema que impacta la nación dominicana debe
resolverse y sin ser tremendistas y sin racionalizar los problemas, debemos ser
parte de la solución no del problema.
Sé que mis palabras podrían
estar cayendo al vacio y que algunos sectores del país, podrían estar
etiquetándome como un nuevo integrante, de los que se han dedicado a la
traición de la patria.
Eso incluye a los que
abiertamente han declarado estar en pleno apoyo a los intereses supranacionales
y los dictámenes de la agenda 2030. A los que han dotado a esos organismos
internacionales, pues ya no pensamos jamás llamarles supranacionales, pues no
merecen ni mi respeto, ni el respeto de los pueblos, aunque los gobiernos
genoflexos casi todos los del planeta, se dobleguen a sus pretensiones
globalistas.
Pero localmente hemos
exagerado tanto la nota, que la ONU se ha atrevido sin derecho a decir, que no
tiene planeado abrir campos de refugiados en la República Dominicana. Como si
tuviera la potestad de hacerlo y lograrlo libremente, bastándole solo con
haberlo planificado. Go Home ONU, largo de la República Dominicana, busquen
asilo en el lugar donde pertenecen: el infierno, pues está claro que son hijos
de su padre y director de esa orquesta.
En toda gestión empresarial
u organizacional, y quiero por un momento ver a la nación dominicana como una
gran empresa, la de los buenos y verdaderos dominicanos, hijos necesariamente
del patricio Juan pablo Duarte.
Y como organización social
ver esa matriz de riesgo, en la que tendremos siempre que considerar la
prosperidad del pueblo haitiano y su estabilidad política, económica y social,
como algo deseable.
Pues en la medida en que ese
pueblo prospera, claro está por sus propios esfuerzos y con sus propios
recursos, y con una necesaria capacidad resiliente, en esa misma medida los
riesgos país de la nación dominicana serán mucho mas mitigables.
En una situación o un
escenario de guerra, y esto lo habíamos analizado recientemente cuando
interpretábamos algunos de los postulados del maestro del Arte de la guerra,
Sun Tzu, una de las maniobras bélicas básicas, es bloquear el flujo de
alimentos, agua potable, pertrechos militares, suministros en general del
enemigo.
El pueblo haitiano y los
dominicanos jamás hemos bloqueado ni el progreso ni el suministro de alimentos,
productos, servicios al vecino país. Haití no es nuestro enemigo y los
dominicanos no somos enemigos del pueblo haitiano, si fuese así, no estaría
intentando influir con este escrito.
Sin embargo retoco el tema
de esa estrategia de Sun Tzu, pues no dudo que los que mantienen la violencia
en aquel país, buscan objetivos que ponen en peligro la convivencia pacífica de
la isla y al mismo tiempo, llevan al pueblo haitiano más miseria.,
Fíjense que ya la misma ONU
decía, que en este mes de abril, Haití podía quedar desprovisto de alimentos,
haciendo énfasis en el cierre de un puerto por donde normalmente arriban
suministros generales a ese país y alimentos para la población. El comercio
internacional es vital para el dinamismo de los pueblos.
Recientemente aunque la
nación dominicana dispuso de tres días a la semana del mercado binacional, ya
en el día miércoles, se estaba pensando no mantenerlo abierto, debido a la
apatía del pueblo haitiano, quien se abastece en los primeros dos días, no
siendo necesario el tercero cada semana.
La idea de poder abastecerse
de alimentos, agua potable, medicamentos, de que al menos los centros
hospitalarios estén en funcionamiento en Haití, implican una urgencia dada la
situación que se vive allí. Aunque se dice que dada la destrucción causada por
la violencia, Puerto Príncipe parece estar inhabitable.
Pero al mismo tiempo y ya de
nuestro lado, la necesidad imperiosa, de
que resguardemos nuestra frontera para evitar ser invadidos en masa y crear
entonces situaciones incontrolables en toda la isla y en la nación dominicana.
No pudiendo ser sostenible la calidad de vida mínima en la que viven muchos
dominicanos y además, pretender hacer sostenible a una masa incontrolable y
creciente de indocumentados.
La situación que vive la
frontera es complicada y tal vez más agravada de lo que intento reflejar en ese
escrito. Pero de alguna forma, el pueblo y el gobierno dominicano, sin
pretender continuar capitalizando las miserias humanas que se vive por el tema,
pensar en alguna estrategia que haga más practicable la dotación de agua
potable, el suministro de alimentos y medicamentos para Haití, sin convertirnos
en un centro de acopio y sin descuidar a los hijos de la nación dominicana.
Por lo tanto, sin arriesgar
la seguridad nacional, sin romper los muros reales y virtuales y del corazón de
la patria, que nos separa como nación del vecino país y sobre todo sin
arriesgar las vidas de nuestros soldados y nuestras familias.
La pasión no puede ser lo
que acompañe nuestro desempeño en materia fronteriza, aunque es importante que
no crezca la migración de indocumentados al país, porque de permitirlo, ya no sería
un pueblo pobre el haitiano, sino una isla sumergida totalmente en la pobreza y
en la violencia generalizada.
No sé si todo esto que vemos
y leemos en la prensa local e internacional ha sido realmente creado con fines
políticos y mercenarios. Pero lo cierto es, que si somos responsables de
nuestro propio destino como nación libre, soberana e independiente, y si verdaderamente
queremos asumir el rol de mayordomos de los hijos de Duarte, Sánchez, Mella y Luyeron,
debemos asegurar los intereses nacionales, mientras contribuimos a la paz en
toda la isla.