viernes, 14 de noviembre de 2025

Cuando la maldad acaricia la verdad

 


Cuando la maldad acaricia la verdad

Julián Padilla

Aunque Lutero reformó pero no restauró, varios siglos acompañan el dicho popular y que trata de explicar el peligro que representa el poder en las manos equivocadas. Y claro este pensamiento que ha circulado tantas veces por el planeta, viene del sectarismo religioso anti denominacional, fruto del auge que hoy no se discute de los “hermanos reformados”. De ahí ese dicho: la iglesia en manos de Lutero. Y comienzo por este mismo punto, para ahora abordar el enfoque que pensamos compartirles.

¡Cuando la maldad investiga y acaricia la verdad!. Son muchas las lecturas que podrían darse de esta potencial posibilidad. Pero cuando se tiene que coexistir con un sistema minado de corruptos no puede surgir un producto libre de corrupción.

Es que hay tanta sabiduría y recuerdos de citas que llegan de inmediato a la memoria. “El árbol malo no puede dar frutos buenos”, ¿puede salir algo bueno de Nazaret?, “por sus frutos os conoceréis”. Caramba ¿porque para aferrarnos al poder tenemos que distorsionar la verdad?. “Y hallareis la verdad, y la verdad os hará libres”, “yo soy la verdad”. “En lo verdadero, justo, noble, puro, de buen nombre, digno de alabanza, en eso pensad”.

Es interminable el consejo del Maestro y cada noble consejo, con profundidades que duran toda una vida recorrerlas.

Pero en un mundo de tanta maldad, de tanto fango, de tantas acechanzas para el mal, de tantas manipulaciones convenientes, de tanto amor al dinero no importa su fuente, ¿Qué puede esperarse de un sistema diseñado para fortalecer y hacer sostenible en el tiempo a los mismos intereses mafiosos de siempre?.

Por esta misma razón, no valen pruebas, no valen explicaciones, no valen argumentos ciertos, todo puede re inventarse con tal de dejar en el ostracismo a los buscadores de la verdad.

Buscar la verdad coloca a los ingenuos en un camino de rápida extinción, y luchar por la verdad, solo trae amarguras al buscador, y carcajadas a la maldad que sabe acariciar pero solo para luego destruirle.

“El orden es como el oxigeno, que si nos falta perecemos”, así se citaba Emilio Castelar primer presidente de la república española, en un discurso de toma de posesión.

Pero hoy nos atrevemos a preguntar, pero, ¿Cuál orden?. ¿Un ordenamiento para el mal, para la mafia, para el crimen organizado, para los delincuentes?. ¿Una normativa para que nadie se atreva a luchar por la verdad?. ¿Un oxigeno envenenado para mantener un sistema podrido que destruye a su paso lo poco de bueno que puede tener nuestra sociedad?.

Por eso surgen la Omnicracia y la Anarquía. Un destino y un proceso, que destruye estos sistemas corruptos y corruptores, degradados y degradantes de nuestras sociedades.

Pero llegamos al extremo, de pretender calificar de enajenados mentales, a los que observan estos incordios, y tratan de oponerse al avance destructivo que se avecina.

Y a promover enfáticamente, la atención de las enfermedades mentales, no porque no existan necesidades perentorias en la materia, sino porque los inicuos y mafiosos sostienen la batuta, saben del daño  que vendrá,  e intentan imponer una camisa de fuerzas en nuestras vidas.

Planes para el mal y no para el bien, todo fríamente calculado, y esto incluye el reforzamiento de un sistema y el desarrollo de normativas agravadas,  que harán trizas a cualquier verdad que no sea la versión oficial.

Cuando la maldad acaricia la verdad, en un sistema diseñado para el mal, la única posibilidad latente es deformarla, sin importar que esto implique destruir el activo más importante de una sociedad, su gente.

Por eso el único camino transitable para la nueva libertad del hombre, será la nueva rebelión universal. Pero en cada nación deberán florecer los líderes buscadores de la verdad, y calar en la mente de una sociedad adoctrinada para ver lo malo como bueno, y para mirar con desdén hacia otro lado, mientras la gangrena termina de matar las libertades.

Ah, pero ahí están los defensores de la letra de la ley, si esas leyes que le dan forma al peor crimen de lesa humanidad que se comete en estos días, el genocidio de las libertades, de la privacidad y de los derechos humanos.

Y mientras la riqueza les acompaña, pues el acceso a la justicia es realmente una utopía, la auto destrucción parece ya indetenible.

Una desobediencia civil, la estrategia perfecta de la Omnicracia y de los Anarquistas, un estado sin gobiernos, con reglas que solo puede imponer directamente el pueblo, no un grupo de salteadores inescrupulosos, que por los afanes de la partido mafia, hacen y des hacen con el presente y el futuro de la nación.

Por eso, cuando la maldad acaricia la verdad y la deforma, y convierte en sistémico el desorden conveniente pero disfrazado de leyes injustas, el único camino transitable será necesariamente, la Desobediencia Civil.

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