domingo, 21 de diciembre de 2025

La ley del Soberano Mandante

 


La ley del Soberano Mandante

Julián Padilla

La nación dominicana esta retada a re escribir su historia como único camino transitable que le permitirá un giro salvador al barco que se encalla. Los grandes arrecifes y múltiples iceberg están muy a la vista y le rodean, hasta los pescadores en rio revuelto ya amasaron sus fortunas,  se lo llevaron todo a sus paraísos fiscales predilectos y han optado por bajar el perfil y no salir a pescar.

El ojo del huracán esta sobre nuestra tierra y su gigantesco tamaño ensombrece los 48 mil kilómetros cuadrados de la república. Los primeros vientos huracanados pasaron, pero ahora nos queda la segunda parte del cuento, y la fuerza contenida de este feroz y destructor sistema, se apresta para dar el último zarpazo y arrasar con lo que queda de la cosecha.

La violencia se multiplica, y los mismos que deben brindar seguridad y orden, se unen abiertamente al caos y a la rabia colectiva, dejando solo destrozos en todas las instituciones públicas y los establecimientos comerciales de la nación.

Las manos caídas de los uniformados, cansados ya de tanta maldad, forman parte de la cosecha, pues no acatarán ya las ordenes de bandidos “superiores” al timón, y sencillamente no saldrán a las calles a masacrar sus a sus amigos, vecinos y familiares.

El robo y el forcejeo de los que implementan los sistemas de esclavitud ha sido puesto sobre la mesa y develado a la vista de todos, y el soberano mandante ha dicho basta. Aunque los traidores hace rato que avanzaron y vendieron no solo la patria, sino su alma al diablo.

El adoctrinamiento que sirvió para que los uniformados solo acataran órdenes de bandidos superiores, dejo de funcionar, y una nueva clase virtuosa, nacionalista, pro hombre y pro pueblo, emerge de las entrañas de la nueva disciplina militar. Renace el honor por la patria y no por un bandido superior que solo ha sabido enriquecerse y burlarse de la nación, sino por un compromiso real con la patria que fundaron y defendieron: Duarte, Sánchez, Mella y Luperón.

Terminó el proceso de servir de muro de contención para que gobiernos corruptos se mantengan perpetuados en la vida de opulencia, mientras las miserias arropan a la mayoría de los dominicanos. La omnicracia, que todos conocen en la práctica, aunque no por su nombre y concepto,  se adueña del pensamiento colectivo, y nace la nueva ley, La ley del Soberano Mandante.

Todo el esfuerzo que por décadas representó el encubrimiento de una falsa democracia representativa, luce caerse abruptamente, mientras los representantes más dañinos, “líderes políticos todos”, son perseguidos por las masas para su ajusticiamiento. De ellos no escapa uno solo.

El cuento de las falsas doctrinas políticas y los slogans abrazados por candidatos y partidos políticos, son utilizados en un juicio colectivo en el foro público nuevamente instituido, para enrostrarles a estos cuatreros sus maldades, mentiras, traiciones y robos a la nación.  Mientras la inyección letal espera para despedir a estos malandros de la cosa pública.

Una fila enorme de comunicadores, periodistas, y hasta influencers, caminan despacio por el patíbulo, mientras el hacha afilada y nerviosa les espera, para ajustar cuentas y lograr un desagravio colectivo, mientras el verdugo deshoja margaritas. Los que han sido funcionarios en los últimos 25 años, pasan todos por el scanner del soberano mandante, y aquellos que sobre salen con riquezas injustificables, son inmediatamente enviados al crematorio, donde recibirán un cordial trato de uñita.

Las altas cortes y las demás jurisdicciones, todas presentes, para un aprendizaje inolvidable, donde muchos de ellos también son pasados por el cedazo del castigo inevitable, por haber sido cómplices de tanto daño a la nación, dejan salir sus lagrimas con vana desesperación.

La voz del famoso Alofoque, será utilizada en cada juicio sumario, al momento de caer el hacha sobre el cuello de un bandido y se oirá de forma natural y con aplauso popular el sonido que ya será contagioso: MMG. Mientras la noticia correrá con la voz de Tolentino que dirá: Atención País, Luis, Luis…

La ley del soberano mandante es clara y su lema será tan popular, que difícilmente pueda ser reemplazado, mientras no regresan a su sitio, las arcas públicas, todo el dinero del erario robado por los rufianes. El lema será parecido al de un país asiático, que despide con flores a cada funcionario corrupto: “devuelve y muere, maldito”.

Sin embargo, siempre hay un grupo que le teme más al escarnio de ser presentado en un foro público que a la misma muerte. A estos los iremos alternando entre verdugo y víctima, mientras le llega su momento de placer.

Este será el primer punto a llevar a cabo por la ley del soberano mandante. El segundo punto, será el la derogación automática de múltiples leyes anti pueblo y establecimiento de nuevas leyes y una nueva constitución de la república, así como un nuevo sistema de gobierno. El pueblo dominicano jamás será burlado por políticos y mafiosos de la política. Desaparecen por ello, todos los partidos políticos actuales y sus cuadros representativos de los carteles de su mafia. Y tendrá sentido aquel enunciado que reza: una nueva ley y orden en la nación dominicana.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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