lunes, 8 de diciembre de 2025

Apariencias, Brillo y Oro



Apariencias, brillo y oro

Julián Padilla

¡Qué complicadas se han vuelto las relaciones humanas que debían ser significativas cuando se fundamentan en los criterios de la apariencia, el brillo y el oro!. Ciertamente hay sabidurías populares que dependiendo del contexto, tienen una aplicabilidad positiva. Pero cuando se trata de las relaciones humanas significativas, amistad verdadera, pierden casi totalmente significado o importancia. Para los que te conocen y aprecian de verdad, lo que importa es tu existencia no tanto tu apariencia.

Pero son mucho más populares los dichos sociales: La mujer del Cesar no solo es la mujer del Cesar, debe aparentarlo. No todo lo que brilla es oro. Las apariencias engañan. Las malas compañías corrompen las buenas costumbres. Si dos caminan juntos es porque están de acuerdo. Dime con quién andas y te diré quien eres. Maldito el hombre que cree en el hombre. De lo que hay en el corazón habla la boca. Guarda tu corazón porque de el mana la vida. Lo que eres grita tan fuerte, que tus palabras no pueden ser escuchadas. El lenguaje corporal muchas veces dice más que mil palabras.

El consejo sabio usted lo puede encontrar sin dudas en las sagradas escrituras, sobre todo en los proverbios. Estos ejemplos que traigo a colación, enriquecen verdades que pueden comprobarse cada día, cuando nos enfrentamos a noticias y sorpresas, de quienes proyectaban pulcritud, opulencia, riquezas y hasta finura en el trato, pero de repente salen a flote verdades que ciertamente entristecen.

Hijo de gato caza ratón, de tal palo tal astilla, lo que se siembra se cosecha, los pecados de los padres no la tienen que pagar los hijos. Estas sabidurías populares y proverbiales también están a disposición para la reflexión.

Pero en un mundo donde abundan las componendas, las redes para el bien y para el mal, las apariencias como base de las relaciones humanas, las promesas incumplidas, el abuso de poder, la corrupción e impunidad como sistema y cultura premiada con la delaciones y alguito mas, los bajaderos espectaculares incluyendo los chivos expiatorios, la confianza de que con los anillos de poder no nos pasara nada. Entonces la matriz de riesgo parece estar blindada por los círculos de poder, condicionadas al reparto del botín.

En ese escenario, que la practica ha demostrado su existencia, son muy fáciles las alianzas estratégicas para el mal, para no solo desarrollar y sostener una asociación de mal hechores, y con ello, lograr un enriquecimiento digno de los aplausos de esos círculos de poder. Pero también en esos ambientes hay traiciones, porque los chelitos no alcanzan para todos y cuando alguien se queda fuera del reparto del botín, quedan puertas abiertas, por donde se filtran delatores y al final del camino, la verdad sale a flote.

Cuando vemos personajes que tuvieron tanto brillo, discursos convincentes, el poder para quitar y poner, nombrar hasta sus amantes, y utilizar los recursos disponibles para sistematizar las actividades de cuello blanco, se confunden los sentimientos, que van entre la rabia y la pena, y al final siempre surge un bajadero que permite a la mayoría salir ilesos, casi siempre con algún chivo expiatorio tan necesario para el cierre del negocio.

Todo luce fríamente calculado al mirarse en el espejo de la matriz de riesgos, pues no se trata de tontos, los que llevan a cabo estos emprendimientos. Pero por algún lado el sistema falla, y no dudamos que los elementos clásicos de la envidia, la traición y hasta la necesidad de capitalización política, pueda verse envuelta en estos temas sonoros. Por aquello de que urge demostrar que se tiene un combate definitivo contra la corrupción y además, usarlo de colofón para otros fines, recuperar la confianza perdida y luego imponer medidas que han sido repudiadas por la población.

Es que la gente lo ha sentido en carne propia, y la inmensa mayoría se dice, porque voy a sacrificar más de lo poco que tengo si es para que los funcionarios se lo roben.

Pero si usted toma estos ejemplos recientes, se apena al ver, como varias generaciones están envueltas en redes mafiosas, en asociaciones de mal hechores para el enriquecimiento ilícito, contando, con que nunca pasa nada, y que si se devuelve una parte y se coopera con el ministerio público, sales rápido del problema y además quedas rico.

Usted toma los casos más sonados que aún están en proceso y da pena ver gente joven, supuestamente “de buena familia”, envueltas en estos crímenes. Usted entonces no sabe, si se trata de aquello mencionado, del hijo de gato que caza ratón, o si fue un tema de influencias y predominan las malas compañías o la corrupción de las buenas costumbres, o si se trata de que es lo que hemos vivido, y hemos decidido aprovechar, ya que fuimos nombrados o tenemos esa ceraunia con el poder y seriamos tontos si lo desaprovechamos.

Al fin y al cabo, a pesar de todo ese festín que llevábamos, de toda la apariencia que proyectamos, de ser educados, estar preparados, de tener una cultura fina y recatada, que casi pertenecemos a la nobleza, al final del camino, viene la pifia, y con ella se develan todos esos secretos que nos empujan a una condena. La marca se vuelve indeleble y ya jamás nuestras vidas vuelven a ser las mismas. Nuestras familias y amigos, ya no nos ven con esos ojos ni podemos inspirar el respeto que alguna vez, pero falsamente tuvimos.

Entonces en lugar de oro, lo que tenemos es un falso metal, que por las mismas situaciones de la vida, se va cubriendo de moho, y nuestras vidas se van convirtiendo para proyectar lo que realmente somos, virus que necesitan del fango y miembros de la excelencia delictiva en la partidocracia nacional.

 

 

 

 

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