Señora Embajadora: esto es imperdonable.
Julián Padilla
Señora embajadora, quisiera
dirigirme a usted solamente con respeto, pero la rabia y el respeto se
confunden, y aunque me siento como aquel joven que se atrevía a enfrentar a
Goliat o aquel soldado romano que cuidaba la tumba del Señor y que llegó a
decir: “tiemblo pero sigo en pie”, así me siento gigante, siendo pequeño, aunque
con la única arma que tengo disponible: la pluma y el papel, para escribir esto
que me atrevo a confesarle.
Cuando solicité visa por
primera vez para visitar su país hace ya
más de 30 años, el cónsul me preguntó que porque quería viajar hacia allá, y mi
respuesta fue: “voy a engrandecer su país”, “su país será más grande desde que
mis pies pisen su tierra”. Y este cónsul sonrió, me miró, y solo me dio tres
meses para una sola entrada a los Estados Unidos.
Pero ese mismo sentimiento tal
vez sobre dimensionado es el que siento hoy en mi corazón, así que dejaré fluir
esta rabia, descontento, desconfianza, impotencia, que tengo con la gestión de
gobierno de su presidente Donald Trump y sus antojos, amenazas e invasión
inaceptable a la nación dominicana.
Embajadora, lamentablemente
no existe forma alguna de borrar esta huella que ya será indeleble, por el abuso
de poder permitido, debido la falta de compromiso real con el país nuestro del
gobierno dominicano, para decirle que no a Donald Trump y sus enviados, y
solicitarles que se retiren inmediatamente de suelo dominicano.
Lamentablemente no importa
lo que haya dicho o hecho usted al llegar al país, pero me parece, que si
recuerda solo un poco nuestra historia, usted misma se hubiera opuesto a este
despropósito de su presidente, quien se ha convertido en una amenaza para el mundo.
¡Sin embargo, no puede controlar su país y quiere controlar el planeta!.
Sepa usted señora embajadora,
que le ha tocado defender lo indefendible, que es la gestión de un gobierno con
una popularidad inexistente. El pueblo dominicano, un pueblo noble, pero aún
sin los recursos que tiene Norteamérica, es valiente, y no vacilará en
enfrentar nuevamente a los invasores y echarlos de nuestras tierras.
Es una afrenta inaceptable,
aunque no dudamos que por debajo de la mesa, se hayan realizado transacciones
para continuar empobreciendo la nación dominicana. Su ministro de defensa, tuvo
el descaro de decir a la prensa el interés por las tierras raras y no sé
cuantas cosas más. Esto en adición a lo dicho por usted misma al llegar al
país, que su misión era minimizar el impacto económico de China en el país y la
región.
¿Pero qué importa que usted
haya hecho una procesión en la catedral cuando llegó y que ahora apele a “Santa
Catalina”, para decir que su llegada al país en una bendición de Dios?.
No pueden ser de Dios esas
iniciativas que usted representa, si con ellas tenemos menos patria y menos
soberanía. Los intereses que usted representa, no son y jamás serán los
intereses de los verdaderos y buenos dominicanos, que lamentablemente no están
dignamente representados en el gobierno del cambio, en ninguno de los tres poderes
del Estado.
El Soberano Mandante jamás
podría estar de acuerdo con esta intromisión. Nunca fue tan necesario tener
salud y juicio, decía Juan Pablo Duarte, porque hombres sin juicio, atentan
contra la salud de la república. Sepa usted señora embajadora, que ese mismo
Juan Pablo Duarte declaró, que nuestro país será libre e independiente de toda
potencia extranjera o se hunde la isla.
Pero los lacayos que todos
tienen sus tentáculos y banderías políticas, están más interesados en el poder
que en la nación dominicana, y todos son genoflexos al apoyo envenenado de los
intereses de su estado profundo.
Si fuéramos el presidente de
la República Dominicana, no solamente no aceptábamos esa locura y traición
mancomunada a la soberanía nacional, sino que además, ya le hubiese retirado
sus credenciales y despedido a todos los que han estado merodeando nuestra
nación, queriendo manejarse como Pedro por su casa, en un país que no les
pertenece.
Pero tenemos una clase
política divorciada del pensamiento Duartiano, y falsos nacionalistas siempre
pegados de la teta del poder y con discursos baratos, y solo tenemos un
pensamiento totalmente mercurial. Y lo
peor, no contamos con un gobierno, ni
con una oposición mayoritaria, que se respete, ni respete su historia y mucho
menos al pueblo dominicano.
Pero mientras se marcha para
hablar pendejadas y que los precios, y que estamos en quiebra, callamos frente
a esta imposición inaceptable, y con ello demostramos, que no nos interesa, y
nunca nos ha interesado el destino del país, sino el poder para más de lo
mismo. Para mas robo, mas saqueo al erario, más corrupción, más entrega de la
soberanía y mayor empobrecimiento de la gran mayoría de los dominicanos.
Embajadora, si ustedes realmente
apreciaran la historia y la cultura del pueblo dominicano y nos respetaran como
pueblo soberano, deberían retirar de inmediato sus recursos bélicos del país, y
sus pretensiones de utilizar nuestras tierras, para el combate de aquello,
donde ustedes son los principales beneficiarios: como consumidores y como los más
grandes mercaderes del planeta.
Dejemos la doble moral,
respetémonos un poco más y respetemos la historia del pueblo dominicano y el
derecho internacional. Si esto iba a ser así le digo con dolor, era mejor
continuar sin embajador en la nación dominicana. Y venir ahora con que Biden
quería frontera abierta en la isla, no suma nada, a la locura exagerada de su
presidente, que lamentablemente no tiene límites en su narcisismo extremo y su
empatía zero hacia los demás.
Oro porque ese Espíritu
Santo que usted con fe invoca, le dé el discernimiento y el impulso, para que
su país retire de inmediato cualquier recurso bélico de la nación dominicana, así
como cualquier intención malsana, que pueda poner en riesgo la paz y la tranquilidad
de nuestro pueblo.

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