lunes, 8 de abril de 2024

Reto a los que aspiran gobernar


 

Reto a los que aspiran gobernar

Julián Padilla

Quiero hacer una reflexión y a la vez invitar a los que aspiran gobernar la nación dominicana, luego de los resultados del próximo mes de mayo y a partir del 16 de agosto del presente año.

No importa que se trate de una reelección presidencial o de un pase de antorcha a un nuevo partido de gobierno y aliados. Nosotros creemos que el principal punto de agenda para cualquier nuevo gobierno tiene necesariamente que partir, de una revisión inmediata y completa, a la ley vigente de estrategia nacional de desarrollo 1-12.

Asegurando la calidad de esta ley, siempre servirá de faro y de brújula, para la gestión pública de cualquier gobierno de turno.

Es necesario garantizar a la nación dominicana, que el ejercicio del poder y la gestión pública, obedece a un orden y a una continuidad, fundamentada en una ley propia, con objetivos de desarrollo y ejes estratégicos propios, y no siguiendo el espejismo y los intereses supra nacionales impulsados por la agenda 2030 y la ONU, que tantas amenazas ofrecen a las naciones, a partir secretos oscuros del globalismo, ahora impulsado por Davos.

Asegurar pues una ley propia, con objetivos propios y establecidos en función de un verdadero interés nacional, tendría la muy alta probabilidad, de lograr la continuidad del estado en la implementación de los planes de acción, para los objetivos finalmente trazados.

Cada día nos damos mas cuenta de la amenaza que en múltiples áreas de la vida, implica la adopción de esta agenda 2030 y como amenaza a la familia, a la moral, a la ética, a los principios, que son la base fundamental de las sociedades.

Este reto para el próximo gobierno que surja, si se logra re definir una estrategia nacional de desarrollo, con los objetivos realizables que deberíamos seguir, deben acercarnos cada vez a satisfacer el verdadero interés nacional.

Conviene para ese ejercicio tener presente que un objetivo, una meta, debe cumplir con algunas características convencionales para poder ser planteada correctamente: ser un desafío, un reto para la organización del estado, tener un horizonte de tiempo realista, una fecha de realización que implique el compromiso, y tal vez lo mas critico: que se constituyan en metas alcanzables.

De nada sirven las metas que no se podrán alcanzar, ya que no solo no se logran, sino que además malgastan recursos y desalientan los equipos dedicados al logro de las mismas.

Todo parece indicar que estos objetivos de desarrollo sostenibles impuestos por la ONU en la famosa agenda 2030, tienen agendas escondidas, que implican acciones que si son realizables, aunque los objetivos mismos queden en el abismo, y los recursos invertidos caigan en saco roto.

De hecho, gracias a estas agendas escondidas, han surgido y se han promovido, una serie de ONGs que buscan dar seguimiento en los países de los avances de temas específicos y que mantienen a la colectividad prácticamente en jaque, pero sin avances reales para el logro de las ODS. La batalla cultural se nutre de estas especificaciones, aunque se mantenga la utopía de un gran objetivo como algo realmente alcanzable y sostenible.

En estudios recientes y análisis compartidos por diversos analistas internacionales, se ha señalado que los famosos ODS nunca serán alcanzados, sobre todo tomando como ejemplo los más impactantes para toda la humanidad, tales como: hambre cero, adiós a la pobreza, empleos dignos, entre otros.

Solamente al tener que coexistir con los mismos postulados de la competitividad, la productividad país, el deterioro real de los términos de intercambio, la libre empresa, hacen imposible estas pretensiones.

En nuestro caso, algunos temas fueron incluidos en la ley 1-12, para obligar al país a su implementación, ya que “una ley lo manda”, esto a pesar de que no se desprende de la mejora real de la calidad de vida de la gente, sino que por el contrario, localmente la praxis política invierte el concepto, pretendiendo que el pueblo sea para el gobierno y no el gobierno para el pueblo.

Ahí podemos encontrar temas tales como el pacto eléctrico, pacto fiscal, pacto migratorio, pacto de refugiados, una serie de reformas y políticas transversales, incluyendo temas críticos para la familia como es la educación y la ideología de género, el aborto, el matrimonio igualitario y otros temas de la citada batalla cultural impulsada por el globalismo, que algunos se atreven a llamar: neo marxismo.

Todos estos temas impulsados por la agenda 2030 y ahora por Davos, quien también patrocina una inteligencia artificial, que nos esclavizaría cada día mas y se constituirá en el principal espía que cada persona tendrá en sus bolsillos o en la palma de su mano.

Pero independientemente de esto y a propósito de esto, queremos compartir con ustedes, una secuencia de comentarios y preguntas correlativas, que parten de diferenciar lo que es el rol fundamental del gobierno central y los gobiernos locales.

El gobierno central debe ser  quien dirija el proyecto de nación, por eso la importancia de asegurar esa estrategia nacional de desarrollo revisada, para que los objetivos que tengamos aquí, sean alcanzables y no se pierdan los recursos en saco roto. Tratando de alcanzar la luna con las manos, cuando no será posible. Y en la sucesión democrática de gobiernos, asegurar la continuidad del estado en la gestión pública.

Si recordamos el hecho de la misma argumentación que planteaba la Cepal, el FMI y el mismo Banco Mundial, durante la pandemia, de que por ejemplo Latinoamérica como región había retrocedido 10 años por el impacto económico de la pandemia, caemos en cuenta de que la lógica invita necesariamente, a revisar esta estrategia nacional de desarrollo y sobre todo: sus ejes estratégicos, objetivos de desarrollo y líneas de acción.

Desde el punto de vista general, no es posible desde el surgimiento de la pandemia, pensar en un cumplimiento con la fecha 2030 de esos denominados objetivos de desarrollo sostenibles, en alguna parte del mundo.

Debería pues, repensarse una nueva fecha conveniente, y tal vez sería más lógico pensar: replantear los ODS con características realistas y alcanzables y pensar en la agenda 2050.

La visión de estado, visión país, que está incluida en la ley 1-12 de Estrategia Nacional de Desarrollo, debe re pensarse y los objetivos nacionales re definirse o sustituirse, por objetivos de desarrollo verdaderamente realizables y que se desprendan de un interés nacional legitimo.

Un nuevo gobierno no puede olvidar algunas cosas, sea cual sea el gobierno que surja a partir de las elecciones de mayo. Algunas preguntas existenciales pero llevadas al terreno del poder político, nos ayudan a allanar el camino y a mirar el escenario con mayor objetividad y accionar táctico-estratégico:

¿De dónde vengo y como llegue hasta aquí?. Estas dos primeras preguntas son clave y existenciales. Comprender la historia del triunfo electoral y los compromisos asumidos con los discursos de campaña, nos pueden acercar aún más al corazón del pueblo y seguramente arrojaran luz para la caminata de cuatro años que nuevamente se emprende.

Aunque cabe recordar, que el mismo sistema político vigente ha estado en cuestionamiento franco, y precisamente algunas distorsiones podrían alejar el enfoque gubernamental del verdadero interés nacional, intentando retribuir a los que financiaron la campaña política ganadora.

Esta pragmática, ha definido el acontecer nacional vez tras vez, por eso, la deuda social acumulada de los gobiernos, ya luce impagable y la crisis del sistema de partidos y democrático del país, indetenible y cada vez más profunda y contaminada.

Una correlación con esto, fueron las ya famosas 7 palabras pronunciadas por la iglesia católica durante la semana mayor. Queda clarísimo, que los males sociales que impactan a la República Dominicana están vigentes y cada día más desatendidos y profundos.

También que el accionar de los partidos políticos en el poder, ha hecho de la vista gorda la solución a los mismos y que cada vez más importa más llegar y permanecer en el poder, que resolver los grandes problemas nacionales.

Me encontré recientemente con un artículo que fue escrito hace 54 años y para mi sorpresa, el titular y su contenido, hablaban de los mismos problemas de seguridad ciudadana que diariamente cobra vidas en todo el territorio nacional. Al determinar la fecha, noté que en 54 años de historia, no hemos avanzado en materia de seguridad ciudadana. ¿Qué está pasando con nuestra querida república dominicana?. Todo es falsedad y comunicación estratégica.

Pero continuamos con estas preguntas existenciales, dedicadas a los que aspiran dirigir los destinos de la nación, en función de lo que debería ser su principal propósito de alcanzar el poder: lograr que sus electores y todos los ciudadanos de la nación entiendan que ese gobierno merece sus aplausos.

Cuando algo así suceda, no habrá necesidad de que un gobierno intente reelegirse, pues sería el mismo pueblo que lo pediría.

Esas primeras dos preguntas, de donde vine, como llegué hasta aquí?, ¿A dónde quiero llegar?, son fundamentales.

Pero  esta última pregunta necesariamente amarra con la comentada y ojalá redefinida estrategia nacional de desarrollo, que proponemos revisarse, aprovechando los tres primeros meses de tregua política. Formar una comisión para ello, compuesta por talentos que representen los intereses verdaderos de la nación, para lograr una revisión plausible y nacionalista.

Pero hay mas preguntas que retan a cualquier nuevo gobierno: ¿Cómo agregar valor a la gestión pública?, ¿Con quienes debo de contar para llegar a buen puerto?.

Lograr aglutinar a los mejores hombres y mujeres de la nación, sin tener en cuenta las banderías políticas. No partir de falsedades como las vistas en algunos órganos constitucionales, que en teoría respetaban ese criterio, pero al final, quedó claro que impuso, el interés político no el interés nacional. La misma farsa de siempre.

El pueblo debe percibir con hechos concretos: disposiciones, normas, políticas, valores agregados a la calidad de vida de la gente, cosas que favorecen al pueblo dominicano, no que le humillan ni esclavizan más.

Parecería que los gobiernos desde que llegan, se especializan en hacerle la vida imposible a la familia dominicana. No dejamos vivir a la gente con los impuestos, y los funcionarios roba que te roba en cada gestión de gobierno, y luego hay que aplaudirles.

Un importante porcentaje de ellos se convierten en los nuevos semidioses de la sociedad dominicana. Exhibiendo riquezas mal habidas, pero disfrutando de ese enriquecimiento ilícito de manera impune, sin algún tipo de control, porque hasta ahora se ha demostrado: que ni contraloría ni cámara de cuenta existen para beneficiar la nación dominicana.

¿Pero conque y con quienes contamos?. ¿Tenemos los recursos necesarios?, ¿tenemos los talentos apropiados en los puestos adecuados?, ¿tenemos un equipo de hombres y mujeres competentes y comprometidos con el bien de la nación?.

Aquí sobre salen tres temas fundamentales. La reforma fiscal popular, la eliminación del criterio de los bultos en las nominas por los compañeritos y el presupuesto nacional.

Esa reforma fiscal popular, que nace obligatoriamente de recuperar los dineros que funcionariosm por décadas han tomado sin derecho prestados del erario, y que ahora deberían devolver. Haciendo innecesario, el cargar mas a la familia dominicana con tributos.

Y por otro lado, identificando a las personas correctas, sin distinción de banderas, para ocupar las posiciones que exigen excelencia.

Y un tercer punto que acompaña estos enunciados, la elaboración de un presupuesto que parta del criterio del equilibrio, del no déficit fiscal, de no servir de materia prima a la nueva corrupción administrativa, para promover más endeudamientos y más impuestos.

Sin embargo el sin sentido de una nueva gestión gubernamental comienza, con el reparto del botín, asignando cargos fundamentales no a al talento dotado de las competencias requeridas, sino a los compañeritos que hicieron el trabajo de campaña.

Es decir, respetando el enunciado del botín de guerra, “merecido por los soldados victoriosos de la guerra política”. (Sun Tsu).

Pero ¡ay si se quedan fuera estos guerreros que supieron ensuciarse las manos, para alcanzar el favor político del electorado!.

La trampa y la trama de la victoria electoral, lleva muchas veces a un rumbo desconocido, que arriesga grandemente la sostenibilidad del sistema de partidos y el sistema democrático dominicano, por eso la crisis del sistema que tenemos y que queremos soslayar con inventivas de todo tipo.

Las oportunidades se presentan cada cuatro años, pero ya no por las esperanzas cifradas, ni por los discursos que enamoran, sino por la conveniencia personal para alcanzar el poder. No para servir al país y mejorar sus procesos y calidad de vida, sino para provecho personal.

Los discursos han muerto y con ello han quedado desfasados los valores, la ética y principios que deben adornar el sueño político. Pero lamentablemente sustituido con creces: por los cuentos, las mentiras, las utopías y los espejismos, en cada propuesta electoral. Un circulo vicioso de las falsedades y des institucionalización que no termina en el país.

Pero si sigue con esta tendencia y se vuelve a repetir el circulo vicioso comentado, entonces: los nuevos caciques y señores feudales de la gestión pública, se instalarán a partir del 16 de agosto, para seguir maltratando al pueblo dominicano.

Y con esto, se ahondaría la desconfianza y la rebelión que está ya a flor de piel en todo el territorio nacional, entregara su protesta por defensa propia, ante autoridades que no merecerían el respeto y que demostrarían una vez más, que se trata de más de lo mismo.

El reto a ustedes que aspiran dirigir los destinos de la nación, es grande, importante, existencial, determinante, y que como cualquier punto de inflexión, no tiene retorno.

Si la sociedad dominicana, logra saltar el charco, deja de nadar en el fango impuesto por la clase política, asegurar una alta dosis de auto respeto y con ello, respetar sinceramente la función pública que le toca, a la vez que cada integrante del equipo gubernamental, se asegura de ser un correcto ciudadano y servidor público, su servicio será invaluable, pues estar enfocado a servir los sagrados intereses de la nación.

Para que esto último funcione adecuadamente, no basta con que las personas adecuadas estén en los puestos adecuados, lo que implica una real reorganización en el sector público.

Sino que además, las políticas y prácticas  institucionales deben re orientarse para que en ningún caso, se desvíe la atención de la misión de cada entidad y mucho menos, que la naturaleza de servir al pueblo, se confunda como siempre ha sido, con servirse para beneficio personal.

El liderazgo político expresado en las ejecutorias de los nuevos funcionarios públicos, esta desde ya retado. Ya no es sostenible un engaño mas a la nación dominicana y mucho menos que la corrupción, el despilfarro y la impunidad sigan siendo la norma, para privilegiar siempre a los círculos y anillos de poder predilectos.

Si queremos preservar nuestra democracia, que cada día se aleja más de dejar de ser incipiente, por la farsa que ha representado el sistema de partidos y electoral dominicano, habrá que asumir un reto institucional e interinstitucional serio y profundo. Para esto es mandatorio identificar y cambiar aquellos paradigmas lesivos y sustituirlos por otros, que redefinirán para siempre una nueva cultura política en la República Dominicana.

No hay desarrollo sin educación, no hay educación sin aprendizaje, no hay aprendizaje sin cambio de conducta, no hay cambio de conducta, sin nuevos paradigmas.

El desarrollo organizacional es pues un gran reto para el cambio verdadero en la gestión pública y en la sociedad dominicana.

Pero evidentemente todo debe comenzar con la conformación de quipos con talentos que vengo denominando: lideres para el bien. Personas que sobre todo son honorables, y que saben colocar el interés nacional sobre las coyunturas políticas inevitables.

 

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