La Danza de la Credibilidad
Julián Padilla
Cuando el mar está en calma,
cualquier capitán es bueno, que viene de la expresión reconocida: “un mar en
calma nunca hizo un marinero experto”. Nos sirve de escalón para abordar el
tema de la credibilidad en función de la dualidad entre lo técnico y lo
político.
Es llamativo ver como el interés
político, que luce distanciarse cada vez mas del interés nacional, manipula las
informaciones que se ofrecen al público, haciéndose acompañar de comisionistas
de organismos internacionales, que apoyan a cambio de sobornos, los conceptos
que se quieren implementar.
La opinión que debería ser
supuestamente experta, queda entonces salpicada y desacreditada por las coimas
y el interés económico personal de ls personas que localmente patrocinan,
proyectos medidas, leyes, que convienen a su enriquecimiento personal y de sus
patrocinadores.
Abordar los problemas
nacionales olvidándonos del diagnostico que proviene de un enfoque técnico,
para situarse exclusivamente en el interés de los que aportan supuestas
soluciones, han demostrado hasta el cansancio
su divorcio de la solución real de los problemas, sino como abrazan el
formato de sacar provecho personal en los procesos de contrataciones y
ejecución de las obras.
El enfoque político, que
implemento primero la gestión morada, ha sido superada con creces por la
gestión del cambio. Pero con una diferencia abismal en término de la
materialización de proyectos que puedan ser identificadas, completadas y
utilizadas con calidad adecuadas.
Estamos hablando del famoso
crecimiento con endeudamiento, del uso de las tarjetas de solidaridad y de
bonos cualquier cosa (idea que viene de los Lula y su deseo de Monarquía), la
corrupción rampante que no se hasta donde se va a llegar. La manipulación del
Consejo Nacional de la Magistratura. La imposición de los plenos de la cámara
de cuentas, defensor del pueblo, Suprema Corte de Justicia, Junta Central
Electoral y hasta el mismo Tribunal Constitucional partiendo del mismo pacto de
las corbatas azules. Y una manipulación mediática sobre estimada y sobre
pagada, para manipular a mansalva la conciencia nacional.
El apego irrestricto a la
agenda 2030 y a los objetivos de desarrollo sostenibles que solapan la entrega
de nuestra soberanía y que ocultan los pactos migratorios y de refugiados, aun
a sabiendas de la progresiva invasión de ilegales en el país y el deterioro de
nuestro presupuesto.
El intentar cada vez
deteriorar la calidad de vida de la gente, buscando más recursos, amenazando
con impuestos para imponer entonces mas endeudamientos y continuar con el
saqueo del erario por cualquiera de las dos vertientes.
La utilización como burla de
opiniones compradas, de “técnicos-políticos”, y de comisionistas y lobistas que
logran el apoyo unilateral de organismos internacionales y supranacionales. Y
lo más dañino y grave, la traición sostenida y profunda de la soberanía
nacional.
Lo vivido en los últimos 25
años muestra como la partidocracia gobernante ha estado a una, utilizando los
mismos métodos y solo le queda a los grupos que acceden el poder, utilizar la
frase, “para que la cruz vaya a mi casa, que vaya a la ajena, porque
definitivamente, el sol no sale para todos”.
Así las cosas, ¿como poder
confiar en las supuestas opiniones de expertos y con qué grado de credibilidad
se podría contar con cualquiera de las soluciones que plantea una iglesia
siempre en manos de Lutero?.
Pero lo que debería ayudar a
tener un balance para una cadencia más razonable en esta danza entre lo técnico
y lo político, para hacer que las medidas, decisiones, leyes, proyectos
finalmente beneficien el interés nacional, es un valor extinguido o en
extinción, la ética.
¿Qué sería lo correcto en el
momento de decidir qué hacer?. ¿Lo técnico, lo político, los negocios personales
o el interés nacional?.
Al parecer, todos estos
elementos tienen un impacto decisivo, excepto el interés nacional, que solo se
utiliza como plataforma, para crear o agrandar problemas que le afectan al país
y luego imponer supuestas soluciones, que solo buscan esos beneficios
personales. Porque ahora me toca a mí y para eso somos gobierno son las
estrategias partidarias que prevalecen.
Entonces, como los recursos
de quisqueya y su aproximación certera a la Dubái del Caribe son inagotables,
vámonos con bonos soberanos, vámonos con mas endeudamiento, hagamos todas la
promesas del mundo que no podamos cumplir, sigamos recibiendo dineros del
fango, seamos ricos desde la cosa pública y luego, busquemos permanencia,
impunidad y las inmunidades necesarias, pues para eso, tenemos el control total
del primer poder del estado.
Todo da la vuelta, y lo
técnico se desvanece, dando paso al único interés que tiene la partidocracia
dominicana. El poder para más de lo mismo, y para que continúe la corrupción,
el enriquecimiento ilícito, la malversación de fondos, los abusos de autoridad,
y el robo de las arcas del estado mientras se puede ser gobierno.
Pero como podemos no solo
camuflar lo mal hecho, sino también blindarnos, nos aseguramos de apoyar a
nuestros sucesores, de manera tal que solo aquellos chivos expiatorios sean
señalados y enjuiciados en un nuevo gobierno, claro, sabiéndose de antemano que
el bajadero también queda instalado y al final, se puede cantar la canción
popular: felices los cuatro. Esa es la Partido Mafia.
En este escenario que no es
el más plausible, quedan entonces algunas preguntas fundamentales, ¿en quién se
puede confiar?. ¿Existe a partir de ahí alguna credibilidad que pueda brindar
esperanzas al pueblo dominicano?. ¿Realmente tenemos lideres a quien seguir y
en base a cuales criterios?.
Al parecer cabe otra frase
al final de este escrito y que también luce ser lapidaria: “la suerte está
echada”.
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