domingo, 26 de octubre de 2025

LA DANZA DE LA CREDIBILIDAD

 


La Danza de la Credibilidad

Julián Padilla

Cuando el mar está en calma, cualquier capitán es bueno, que viene de la expresión reconocida: “un mar en calma nunca hizo un marinero experto”. Nos sirve de escalón para abordar el tema de la credibilidad en función de la dualidad entre lo técnico y lo político.

Es llamativo ver como el interés político, que luce distanciarse cada vez mas del interés nacional, manipula las informaciones que se ofrecen al público, haciéndose acompañar de comisionistas de organismos internacionales, que apoyan a cambio de sobornos, los conceptos que se quieren implementar.

La opinión que debería ser supuestamente experta, queda entonces salpicada y desacreditada por las coimas y el interés económico personal de ls personas que localmente patrocinan, proyectos medidas, leyes, que convienen a su enriquecimiento personal y de sus patrocinadores.

Abordar los problemas nacionales olvidándonos del diagnostico que proviene de un enfoque técnico, para situarse exclusivamente en el interés de los que aportan supuestas soluciones, han demostrado hasta el cansancio  su divorcio de la solución real de los problemas, sino como abrazan el formato de sacar provecho personal en los procesos de contrataciones y ejecución de las obras.

El enfoque político, que implemento primero la gestión morada, ha sido superada con creces por la gestión del cambio. Pero con una diferencia abismal en término de la materialización de proyectos que puedan ser identificadas, completadas y utilizadas con calidad adecuadas.

Estamos hablando del famoso crecimiento con endeudamiento, del uso de las tarjetas de solidaridad y de bonos cualquier cosa (idea que viene de los Lula y su deseo de Monarquía), la corrupción rampante que no se hasta donde se va a llegar. La manipulación del Consejo Nacional de la Magistratura. La imposición de los plenos de la cámara de cuentas, defensor del pueblo, Suprema Corte de Justicia, Junta Central Electoral y hasta el mismo Tribunal Constitucional partiendo del mismo pacto de las corbatas azules. Y una manipulación mediática sobre estimada y sobre pagada, para manipular a mansalva la conciencia nacional.

El apego irrestricto a la agenda 2030 y a los objetivos de desarrollo sostenibles que solapan la entrega de nuestra soberanía y que ocultan los pactos migratorios y de refugiados, aun a sabiendas de la progresiva invasión de ilegales en el país y el deterioro de nuestro presupuesto.

El intentar cada vez deteriorar la calidad de vida de la gente, buscando más recursos, amenazando con impuestos para imponer entonces mas endeudamientos y continuar con el saqueo del erario por cualquiera de las dos vertientes.

La utilización como burla de opiniones compradas, de “técnicos-políticos”, y de comisionistas y lobistas que logran el apoyo unilateral de organismos internacionales y supranacionales. Y lo más dañino y grave, la traición sostenida y profunda de la soberanía nacional.

Lo vivido en los últimos 25 años muestra como la partidocracia gobernante ha estado a una, utilizando los mismos métodos y solo le queda a los grupos que acceden el poder, utilizar la frase, “para que la cruz vaya a mi casa, que vaya a la ajena, porque definitivamente, el sol no sale para todos”.

Así las cosas, ¿como poder confiar en las supuestas opiniones de expertos y con qué grado de credibilidad se podría contar con cualquiera de las soluciones que plantea una iglesia siempre en manos de Lutero?.

Pero lo que debería ayudar a tener un balance para una cadencia más razonable en esta danza entre lo técnico y lo político, para hacer que las medidas, decisiones, leyes, proyectos finalmente beneficien el interés nacional, es un valor extinguido o en extinción, la ética.

¿Qué sería lo correcto en el momento de decidir qué hacer?. ¿Lo técnico, lo político, los negocios personales o el interés nacional?.

Al parecer, todos estos elementos tienen un impacto decisivo, excepto el interés nacional, que solo se utiliza como plataforma, para crear o agrandar problemas que le afectan al país y luego imponer supuestas soluciones, que solo buscan esos beneficios personales. Porque ahora me toca a mí y para eso somos gobierno son las estrategias partidarias que prevalecen.

Entonces, como los recursos de quisqueya y su aproximación certera a la Dubái del Caribe son inagotables, vámonos con bonos soberanos, vámonos con mas endeudamiento, hagamos todas la promesas del mundo que no podamos cumplir, sigamos recibiendo dineros del fango, seamos ricos desde la cosa pública y luego, busquemos permanencia, impunidad y las inmunidades necesarias, pues para eso, tenemos el control total del primer poder del estado.

Todo da la vuelta, y lo técnico se desvanece, dando paso al único interés que tiene la partidocracia dominicana. El poder para más de lo mismo, y para que continúe la corrupción, el enriquecimiento ilícito, la malversación de fondos, los abusos de autoridad, y el robo de las arcas del estado mientras se puede ser gobierno.

Pero como podemos no solo camuflar lo mal hecho, sino también blindarnos, nos aseguramos de apoyar a nuestros sucesores, de manera tal que solo aquellos chivos expiatorios sean señalados y enjuiciados en un nuevo gobierno, claro, sabiéndose de antemano que el bajadero también queda instalado y al final, se puede cantar la canción popular: felices los cuatro. Esa es la Partido Mafia.

En este escenario que no es el más plausible, quedan entonces algunas preguntas fundamentales, ¿en quién se puede confiar?. ¿Existe a partir de ahí alguna credibilidad que pueda brindar esperanzas al pueblo dominicano?. ¿Realmente tenemos lideres a quien seguir y en base a cuales criterios?.

Al parecer cabe otra frase al final de este escrito y que también luce ser lapidaria: “la suerte está echada”.

 

 

 

 

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