¿Empadronamiento de trabajadores ilegales?
Julián Padilla
La carga de trabajo
normalmente se puede determinar para cualquier proceso productivo. Para un
volumen de producción/trabajo se puede llegar a estimar la cantidad de horas hombre
necesario, así como también de horas maquina y partiendo de ese dato y dejando
algunos márgenes de colchón, establecer cuantas personas son necesarias para
los puestos de trabajo.
El colchón es necesario pero
no puede ser amplio, por aquello de la productividad. No se supone que se
encuentren personas sin hacer nada contratadas en una gestión laboral.
Partimos de este punto, pues
es lo que creemos que de alguna manera habrá que determinar, para que los
sectores económicos del país, puedan aportar información clave, y de esta forma
poder precisar ¿cuántas personas son necesarias para tener contratos de trabajo?
y a partir de este inventario o censo, pensar en un permiso de trabajo
temporal. Es la idea que quisimos aportar cuando propusimos la realización de
un “censo”.
Sin embargo la idea que luce
interpretarse con la intención del CES de realizar una campaña para el empadronamiento
voluntario de ciento de miles de invasores, y a partir de ahí, emitir permisos
temporales, es una puerta demasiado grande, para la regularización de ilegales
en el país, que no se relacionan necesariamente con las necesidades de trabajo
de los sectores productivos.
Esa idea de empadronar, no
puede aprobarse y el país debe estar vigilante para oponerse a esto. La idea
del CES es tan abierta, que indica claramente que los que no se acojan serán deportados.
Imagínese lo que ocurrirá y
lo que realmente se desea, es decir una regularización al 100% de la invasión haitiana
al país y en definitiva: concretar la fusión de la isla.
No es lo mismo otorgar un
permiso de trabajo en función de necesidades reales de trabajo, por los
sectores productivos formales del país y respetando obligatoriamente la ley
20/80, que abrir el camino para que todo ilegal se empadrone para un permiso de
trabajo, cuando probablemente no esté laborando en algún sector formal de
nuestra economía. Hasta los delincuentes ilegales podrán empadronarse de esta
forma. ¡Vengan a dominicana, entren como puedan que aquí los empadronamos!.
Este sería el grito de guerra. Proponer esto es IMPERDONABLE, es Traición a la
Patria.
Esto del empadronamiento tal
cual como se plantea en la prensa de hoy, es una trampa en la cual no podemos
caer como nación, y es una pena, que sea el mismo CES brazo operativo, cómplice
y coautor de la gran mentira nacionalista y la gran traición a la patria, que
plantee al país una aberración como esta.
Ya venimos diciéndolo y
ahora podríamos hasta afirmar categóricamente, que la intención de fusión es
una realidad no una idea conspirativa.
Y la seriedad de la intención
viene desde las gestiones moradas inter actuantes, sobre todo, a partir del
2010 y se ha mantenido hasta la fecha, pronunciándose más abiertamente en la gestión
del cambio y su INCONDICIONALIDAD con la ONU.
Todas las morisquetas que se
han visto y todos los bla bla bla de supuestos líderes nacionalistas, han sido
desnudados y todo ha sido solo una mezcla de algunos soñadores nobles (muy
pocos por cierto) y el resto, haciendo la pantalla de una defensa no sentida a
nuestra soberanía.
La crisis nacionalista en
nuestro país es vital y es profunda. Hace tiempo que los sentimientos
nacionalistas se han disfrazado de proselitismo político, enlodándose hasta más
no poder.
La misma falta de
credibilidad que tienen los políticos, adornan los disfraces nacionalistas de
muchos, que para lograr alguna candidatura hacen el esfuerzo, por llegar al corazón
de la gente con un tema tan sensible, pero también desprestigiado por nuestros
traidores y políticos de la partido mafia.
Este gran titular que se
plantea hoy en la prensa, parecería un interés sano por favorecer la soberanía e
independencia nacional, pero la puerta es tan grande, la que se pretendería abrir
para ese pretendido empadronamiento de ilegales, que se crea una gran trampa
que podría empujarnos a todos hacia una legalización y regularización masiva e
indeseada por el pueblo dominicano.
El CES fue creado junto a la
ley traidora, la ley 1-12 de Estrategia Nacional de Desarrollo, ley que se creó
para dar cumplimiento a la agenda 2030 y sus 17 ODS, y que se disfrazó con
algunas imposiciones escandalosas y onerosas para el pueblo dominicano. Por
ello incluimos en esa ley el pacto eléctrico, el pacto fiscal, la ideología de género,
y hasta la privatización del agua.
Pero en esos objetivos que
plantea la agenda 2030 desprestigiada ya a nivel mundial, y donde ningún país, óigase
bien, ningún país ha podido lograr uno solo de los objetivos, se plantean los
temas de las migraciones y los refugiados, con los pactos mundiales de
refugiados y migratorios.
Y de ahí surgen entidades
anti soberanía como la ACNUR y otras que están supeditadas a los intereses
supranacionales orientados por la desprestigiada ONU.
A la comunidad internacional
no le interesa la solución de la crisis de Haití. Esa crisis totalmente
financiada, es mucho más profunda que la existencia de pandillas, aún con la
muerte o apresamiento de sus líderes, el problema no queda resuelto, por lo que
surgirían nuevos líderes que continuarían
con la violencia, y una lucha que nadie conoce sus metas reales, aunque todo
luce un despropósito.
Lo cierto es que la franca destrucción
de Haití, converge con la estampida masiva de ilegales hacia la nación dominicana
y nuestro país no puede ser el receptor de millones de nacionales de ningún país.
El tono de este escrito no
es político, pues no hay nadie a quien defender, dentro de los que han sido o
aspiran ser presidente de la república. Hasta ahora ninguno puede tirar la
primera piedra y entre todos, hemos llevado este derrotero traidor y anti
nacionalista a la nación dominicana.
Sin embargo que se tenga una
idea clara de cuanto personal necesitamos en la formalidad, y a ese grupo
selecto se le otorgue un permiso de trabajo tiene no solo un sentido productivo
sino también estratégico.
Pero el resto, los 3 o 4
millones de inmigrantes ilegales, que regresen a su tierra, que los dominicanos
y las dominicanas merecen mejor suerte.

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