miércoles, 9 de julio de 2025

Cuida donde pisas: otros siguen tus pasos


Cuida donde pisas: otros siguen tus pasos.

Julián Padilla

Quizás usted no lo piensa, no lo asume o no le importa o tal vez ni se ha enterado de esta verdad irrefutable de la vida.

Muchas veces hablamos de la doble moral, de no tener la calidad moral para corregir o criticar, de que prometemos y no cumplimos, de que no nos importa la integridad, y solo nos preocupa vivir la vida haciendo limonada si del cielo nos caen limones.

O sencillamente comemos porque tenemos boca o respiramos porque tenemos nariz. Es decir, vivimos la vida para nosotros, sin algún sentido de propósito y sin otro compromiso serio, distinto al de aprovecharnos al máximo de lo que nos conviene, aunque esto signifique llevarse al mundo por delante y violentarnos hasta a nosotros mismos.

Hacemos y deshacemos, violamos todo lo que en algún momento fue un compromiso de cumplimientos, y no nos damos cuenta que cada cosa que hacemos o dejamos de hacer están siendo vistas por los demás, y de alguna manera no solo proyectan una imagen, sino que generan una influencia y sirven de modelo a otros.

Hay muchos refranes populares que se acogen a esta sabiduría de la vida. Hijo de gato caza ratón, de tal palo tal astilla. Ahí le van estos dos ejemplos claros del significado y de esta verdad que casi siempre es comprobable.

Aunque también se dice que el alumno supera al maestro, y a veces esos que no valoran por si mismos lo que acontece, sino que se llevan de la interpretación de terceros, entonces no pueden saborear la riqueza de muchos buenos ejemplos y consejos, y pretendemos ser la antítesis, por aquello de jamás voy a ser como mis padres.

Esa rebeldía muchas veces irracional es una cosa, y la otra es, que entonces como una incongruencia de la vida, repetimos los mismos ejemplos modelados por nuestro tutores o nuestros padres en muchísimos aspectos de la vida, para bien o para mal.

El mejor liderazgo es el que se da con el ejemplo, Albert Einstein decía: Dar el ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás: es la única manera.

Entonces, ¿Qué puede esperarse del hijo del gato?, necesariamente que cace ratón. Y no importa el color de gato, lo que importa es que cace ratones dicen los pragmáticos.  

Y tal vez no conozcamos el árbol genealógico de las personas y vemos los resultados en la persona que tenemos más cerca, y no llegamos a entender los porqués de sus pensamientos, actitudes y conductas. Pero ahí están los ejemplos recibidos.

A veces escucho al hijo mío aconsejar a otros, y como es un emprendedor, le digo, no digas a los demás tus estrategias de éxito, que son competidores. Pero luego caigo en cuenta y me pregunto, ¿Cuántas veces mis hijos me han visto aconsejar gratuitamente a los demás ante situaciones de la vida?.

Si es que por vocación me he pasado la vida entera aconsejando. Y a veces veo a mi hija siendo el paño de lágrimas y aconsejando a otros, pero es que fue lo que vieron. ¿Que podría esperarse del gato o de la gata, sino que cace ratones?.

Y eso es por lo bueno, pero también por lo malo, porque no somos perfectos, sin embargo tenemos la responsabilidad no delegable de asumir nuestros propios roles, y de las cosas que hacemos o dejamos de hacer.

Y ahí salen de nuevo los temas del carácter, de la personalidad, los aspectos éticos y morales, los ejemplos recibidos y nuestra propia cosmovisión, que nos empuja a actuar con coherencia y consistencia, apegadas o no a nuestras creencias.

Pero hay un factor que lo ha permeado todo y cuando la emoción se adueña de los escenarios y queremos llamar la atención y ganar audiencia, tener más vistos, las cosas se van complicando, porque entonces nos metemos de lleno en las mentiras y el teatro, las imprudencias, delitos y hasta la en ciencia ficción, si esto nos suma en el proceso de monetización.

Hemos prostituido la verdad y ¿qué importa si los demás lo hacen?. Pero cuando cruzamos esa línea y herimos sensibilidades, por esa emoción incontrolada y caemos en la comisión de delitos, entonces, la cosecha no se hará esperar.

Pero, dígame usted ¿qué se puede esperar de una persona agresiva, que viene de los ejemplos de agresividad en su núcleo de influencias?.

¿Qué puede esperarse de una persona que recibe el ejemplos de insultos a los demás?. Cuando se le presenta la oportunidad de insultar, también lo hace. Es lo que ha visto y con ello se han conseguido resultados. Entonces, ¿porque no hacerlo?. Y luego los padres quieren venir a corregir lo mal hecho, cuando ellos mismos fueron el ejemplo de lo mal hecho toda la vida.

Si lo que se ha visto es la desfachatez, la manipulación, la mafia, el hacer dinero sucio, al ser descendiente de un político corrupto. ¿Qué se puede esperar del hijo que creció en ese ambiente de mafiosos?. Bueno que sea próximamente un Capo.

Para algunos ya es muy tarde, pues hace rato que emprendieron sus caminos imitando los malos ejemplos en los cuales se aferra y cree.

Aunque si tenemos la posibilidad de hacer un alto en el camino y redefinir nuestros valores y principios, y también las formas como venimos actuando, comunicando, inspirando, y hacer correcciones oportunas pueden darnos un nuevo significado y una nueva proyección para el resto de nuestras vidas.

Pero no basta con hablar bonito, estar bien presentados y vestidos, tener dinero limpio o sucio y estar en los medios pagando los mejores espacios. ¡Si somos hijo de gato, cazamos ratones!.

Y algo que definitivamente puede hacernos crecer, aunque no pueda evitarse recoger lo que hemos sembrado, es el ejemplo que podemos dar a nuestros hijos y allegados a partir de este momento, y es muy sencillo pero aun más profundo: cuidar donde pisamos, otros siguen nuestros pasos.

 

 

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