Cuida donde pisas: otros siguen tus pasos.
Julián Padilla
Quizás usted no lo piensa,
no lo asume o no le importa o tal vez ni se ha enterado de esta verdad
irrefutable de la vida.
Muchas veces hablamos de la
doble moral, de no tener la calidad moral para corregir o criticar, de que
prometemos y no cumplimos, de que no nos importa la integridad, y solo nos
preocupa vivir la vida haciendo limonada si del cielo nos caen limones.
O sencillamente comemos
porque tenemos boca o respiramos porque tenemos nariz. Es decir, vivimos la
vida para nosotros, sin algún sentido de propósito y sin otro compromiso serio,
distinto al de aprovecharnos al máximo de lo que nos conviene, aunque esto
signifique llevarse al mundo por delante y violentarnos hasta a nosotros
mismos.
Hacemos y deshacemos,
violamos todo lo que en algún momento fue un compromiso de cumplimientos, y no
nos damos cuenta que cada cosa que hacemos o dejamos de hacer están siendo
vistas por los demás, y de alguna manera no solo proyectan una imagen, sino que
generan una influencia y sirven de modelo a otros.
Hay muchos refranes
populares que se acogen a esta sabiduría de la vida. Hijo de gato caza ratón,
de tal palo tal astilla. Ahí le van estos dos ejemplos claros del significado y
de esta verdad que casi siempre es comprobable.
Aunque también se dice que
el alumno supera al maestro, y a veces esos que no valoran por si mismos lo que
acontece, sino que se llevan de la interpretación de terceros, entonces no
pueden saborear la riqueza de muchos buenos ejemplos y consejos, y pretendemos
ser la antítesis, por aquello de jamás voy a ser como mis padres.
Esa rebeldía muchas veces
irracional es una cosa, y la otra es, que entonces como una incongruencia de la
vida, repetimos los mismos ejemplos modelados por nuestro tutores o nuestros
padres en muchísimos aspectos de la vida, para bien o para mal.
El mejor liderazgo es el que
se da con el ejemplo, Albert Einstein decía: Dar el ejemplo no es la principal
manera de influir sobre los demás: es la única manera.
Entonces, ¿Qué puede
esperarse del hijo del gato?, necesariamente que cace ratón. Y no importa el
color de gato, lo que importa es que cace ratones dicen los pragmáticos.
Y tal vez no conozcamos el
árbol genealógico de las personas y vemos los resultados en la persona que
tenemos más cerca, y no llegamos a entender los porqués de sus pensamientos,
actitudes y conductas. Pero ahí están los ejemplos recibidos.
A veces escucho al hijo mío
aconsejar a otros, y como es un emprendedor, le digo, no digas a los demás tus
estrategias de éxito, que son competidores. Pero luego caigo en cuenta y me
pregunto, ¿Cuántas veces mis hijos me han visto aconsejar gratuitamente a los
demás ante situaciones de la vida?.
Si es que por vocación me he
pasado la vida entera aconsejando. Y a veces veo a mi hija siendo el paño de lágrimas
y aconsejando a otros, pero es que fue lo que vieron. ¿Que podría esperarse del
gato o de la gata, sino que cace ratones?.
Y eso es por lo bueno, pero
también por lo malo, porque no somos perfectos, sin embargo tenemos la
responsabilidad no delegable de asumir nuestros propios roles, y de las cosas
que hacemos o dejamos de hacer.
Y ahí salen de nuevo los
temas del carácter, de la personalidad, los aspectos éticos y morales, los
ejemplos recibidos y nuestra propia cosmovisión, que nos empuja a actuar con
coherencia y consistencia, apegadas o no a nuestras creencias.
Pero hay un factor que lo ha
permeado todo y cuando la emoción se adueña de los escenarios y queremos llamar
la atención y ganar audiencia, tener más vistos, las cosas se van complicando,
porque entonces nos metemos de lleno en las mentiras y el teatro, las
imprudencias, delitos y hasta la en ciencia ficción, si esto nos suma en el
proceso de monetización.
Hemos prostituido la verdad
y ¿qué importa si los demás lo hacen?. Pero cuando cruzamos esa línea y herimos
sensibilidades, por esa emoción incontrolada y caemos en la comisión de
delitos, entonces, la cosecha no se hará esperar.
Pero, dígame usted ¿qué se
puede esperar de una persona agresiva, que viene de los ejemplos de agresividad
en su núcleo de influencias?.
¿Qué puede esperarse de una
persona que recibe el ejemplos de insultos a los demás?. Cuando se le presenta
la oportunidad de insultar, también lo hace. Es lo que ha visto y con ello se
han conseguido resultados. Entonces, ¿porque no hacerlo?. Y luego los padres
quieren venir a corregir lo mal hecho, cuando ellos mismos fueron el ejemplo de
lo mal hecho toda la vida.
Si lo que se ha visto es la
desfachatez, la manipulación, la mafia, el hacer dinero sucio, al ser
descendiente de un político corrupto. ¿Qué se puede esperar del hijo que creció
en ese ambiente de mafiosos?. Bueno que sea próximamente un Capo.
Para algunos ya es muy
tarde, pues hace rato que emprendieron sus caminos imitando los malos ejemplos
en los cuales se aferra y cree.
Aunque si tenemos la
posibilidad de hacer un alto en el camino y redefinir nuestros valores y
principios, y también las formas como venimos actuando, comunicando,
inspirando, y hacer correcciones oportunas pueden darnos un nuevo significado y
una nueva proyección para el resto de nuestras vidas.
Pero no basta con hablar
bonito, estar bien presentados y vestidos, tener dinero limpio o sucio y estar
en los medios pagando los mejores espacios. ¡Si somos hijo de gato, cazamos
ratones!.
Y algo que definitivamente
puede hacernos crecer, aunque no pueda evitarse recoger lo que hemos sembrado,
es el ejemplo que podemos dar a nuestros hijos y allegados a partir de este
momento, y es muy sencillo pero aun más profundo: cuidar donde pisamos, otros siguen nuestros pasos.



