Lo que siempre está mal: “la ley”
Julián Padilla
Con mucha tristeza el pueblo
dominicano vuelve a ser víctima de las leyes. Bien se decía recientemente en la
prensa nacional, “aprueben el código penal”. Aunque esto no signifique que
también tengamos en el mismo algunas atrocidades, que como siempre llevarán en
su momento al pueblo dominicano a seguir diciendo: lo que sigue mal es la ley.
Es que según las leyes
vigentes, cuando hay arraigos claros se evita la prisión preventiva. Y nadie
puede negar que si existen arraigos en el caso de los hermanos Espaillat para
someterse al proceso, y ya lo avanzaban algunos de sus abogados, mientras se
acercaba la fecha de la audiencia de medidas de coerción.
Es que lo que se persigue en
una audiencia de esta naturaleza, no es adelantar el juicio, que al parecer no
podrá ser evitado por ninguna audiencia preliminar, pues de antemano se sabe
que las pruebas ya aportadas serán suficientes para ir a juicio de fondo.
Incluso, el ponderar que una
medida de coerción a 18 meses, es casi prisión cumplida, pues según lo que está
mal, es decir la ley, para el caso especifico, cualquier pena oscilaría entre 3
meses y dos años, aunque en la práctica se trate no de un homicidio
involuntario, sino de un Genocidio Involuntario.
Si Genocidio Involuntario, porque
un solo hecho, la bomba atómica destruyó cientos de miles de personas con un
solo bombazo del Enola Gay. Y aquí en el Jet Set, con un solo techo caído,
cientos de personas resultaron muertas.
Pero ¿cuantos meses faltarían
en el caso de una medida de coerción cumplida de 18 meses, si además se produce
una condena de 2 años?, Serían seis meses más para tener pena cumplida de los
dos años, que es el máximo que establece la ley para el “homicidio
involuntario”.
Ciertamente pueden existir
otros elementos adicionales incluyendo hasta salvaguardar la vida de los
imputados, que inviten además del arraigo, a no dictar prisión preventiva, pues
el clamor popular de castigo también está diseminado en nuestras cárceles.
Tampoco se puede negar, que
personas fallecidas vienen de familias de diversos orígenes, y no se escapan
del proceso de duelo, la rabia, la ira, deseos de venganza, impotencia, como parte de
los sentimientos afines a ese proceso de duelo. Un duelo personal y colectivo,
familiar y popular. Y también, sin lugar a dudas, la depresión que podría
acompañar a los imputados, al ver los resultados de sus inobservancias.
Me parece que apelar esta
medida de coerción, si bien estaría en consonancia con la idea de calmar el sentimiento
de impotencia popular, no tendrá el efecto que se quisiera buscar, así como
tampoco la prisión preventiva es lo que devuelve la vida a cientos de personas
en la fatídica tragedia del jet set.
Este tema no se resuelve con
dinero y tampoco con cárcel. Para sanar las heridas que se tienen, se requiere
mucho tiempo y proceso de sanación que lleve a un perdón emocional personal,
familiar y colectivo, pero conociendo nuestra cultura, no sería factible de
lograr.
En caso de una condena al
tiempo que sea, que conlleve a prisión, ya al final del juicio de fondo, donde
seguramente estarán los dos hermanos condenados, se tendrá que buscar un
alojamiento donde la vida de estas personas que no estén constantemente
amenazadas. Y eso retornaría la rabia colectiva y podría traer consecuencias
sociales no deseadas, pues la gente dirá: ¿también privilegios?.
El sentimiento colectivo y
la sed de venganza de mucha gente es real, está vigente y lamentablemente ni la
prisión preventiva, ni la pena que dice la ley, calmara ese sentimiento
popular.
Tal vez abandonar el país
sigilosamente, o como en las películas, cambiar de identidad, de rostro y hasta
de huellas digitales, podrían permitir la sostenibilidad de una vida en
sociedad mínimamente llevadera.
Ciertamente este evento del
Jet Set, la misma rabia que se incrementó popularmente, al ver que se movían
las evidencias, al trasladar los escombros a otros lugares, destruyendo las
escenas del crimen e impidiendo un adecuada cadena de custodia, contaminándolo
todo, sumo también inquietudes validas y a la vez, le quita fuerzas a cualquier
informe pericial, por mas “científico” que se venda.
Todos los temas involucrados
en este proceso, lucen contaminados y contaminantes. Y ahora cuando se entra a
la fase de una “supuesta justicia”, parece que volvemos al montaje teatral de
una nueva tragicomedia, mientras se aprovecha para el desvío de la atención, y
se siguen tomando decisiones impopulares.

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