Las Primeras Medidas del Soberano Mandante
Julián Padilla
Es urgente que el pueblo
dominicano se empodere y comience a colocar las cosas en su lugar. Si realmente
los gobiernos se deben al pueblo y su sagrada misión es servirle y no servirse,
entonces me parece que ha llegado el momento de enderezar muchos entuertos que
la mafia de la partidocracia ha impuesto, como fórmula de la traición
imperdonable a la confianza nacional.
Los discursos ya no valen,
la credibilidad de cada engendro del demonio que intenta utilizar la silla de
alfileres o acariciar la ñoña, no merecen los aplausos de nadie, ni siquiera
aquellos que pretenden lograrlo de forma independiente se salvan de la
maldición de la ñoña, que persigue a todos los que no se por qué se creen
presidenciables.
Sin embargo el Soberano
Mandante vive, respira, sufre y se ha cansado de los maltratos de sus cuatreros
predilectos y ha dicho ya basta, y por ello, sería muy conveniente que abrazara
el norte para el logro e implementación de
unas medidas selectas que pasamos a comentar.
Invertir
la pirámide organizacional del estado. Ya esta bueno que se sigan
creyendo los que llegan a una función publica, de que los recursos del estado
le pertenecen y que el pueblo que les dio la oportunidad de gobernar, es una
especie de súbdito cuyo único rol es
rendirle pleitesías sin poder hacer algún tipo de exigencias. El ultimo en el
organigrama debe ser el presidente de la república y el primero, El Soberano
Mandante.
Censo
y Ajuste Migratorio. Ciertamente algunos sectores económicos
cifran sus expectativas con la utilización de la mano de obra haitiana, donde
los costos de la mano de obra contribuyen a su productividad y posicionamiento
estratégico. Por ello, conviene establecer por censo, la necesidad real de mano
de obra y al resto, abrirles el camino para que retornen a su nación. Si solo
se necesita por ejemplo, 300 mil nacionales haitianos, los tres o cuatro
millones restantes, deben regresar a su país.
No
reelección en ningún cargo electivo ni órgano constitucional y extensión del
periodo presidencial. Como una medida saludable y sanadora que
coloca en su lugar a la partidocracia, establecer la no reelección presidencial
ni de ningún cargo electivo, y tampoco de ningún órgano constitucional, sería
un gran avance democrático e institucional. Y conjuntamente con esto,
establecer un nuevo periodo presidencial ampliándolo a cinco años, con una ratificación
obligatoria a medio término. La ratificación sería aplicable para todos los
cargos electivos y todos los órganos constitucionales. A mitad de camino, el
que no funciona, se va.
Obligar
al equilibrio en las cámaras legislativas y en los ayuntamientos y el ajuste al
2% mínimo de votos para seguir como partido político activo.
Partiendo de la aplicación de esta medida y con la desaparición de los
ventorrillos políticos, aquellos partidos que logren al menos el 2% de los
votos, tendrán una participación obligatoria en el congreso nacional y en los ayuntamientos,
para garantizar el equilibrio de las cámaras y de las salas capitulares.
No
más dinero público para los partidos políticos y poder alternativo. Con
el poder alternativo obligatorio, tendrían los partidos mayoritarios la
oportunidad de alcanzar la primera magistratura del estado, y de no imponerse
usando los recursos del estado, y que el próximo presidente no sea del partido
de gobierno. Para ello, termina la utilización del dinero público para
financiar los partidos políticos, y se obliga a que próximo presidente, sea de
un partido opositor.
Derogación
inmediata de la ley 1-12 y la creación de una nueva ley para impulsar el
desarrollo nacional. Con esto, se rompen los compromisos
supranacionales y se establecen los caminos, ejes, políticas, y estrategias
propias, para garantizar el desarrollo económico del país, por y para el país. El soberano
mandante sustituirá con nuevas participaciones lo que con la ley 1-12 ha fungido
como el CES.
Las
candidaturas y el sistema electoral. El derecho a elegir y ser
elegido pertenece al ciudadano no a los partidos políticos, por ello, el
sistema electoral deberá modificarse, para permitir la posibilidad de hacer política
y lograr una candidatura independientemente de los partidos.
Para ser candidatos por un
partido o independiente, se establecerá un perfil mínimo, y los que cumplan con
el perfil mínimo adecuado cargo electivo podrán ser postulados. Se crearan los
filtros adecuados, para validar la participación de los candidatos independientes
o por partidos previamente calificados. El sistema electoral será modificado
para dar cabida a los candidatos con perfiles validados por partidos e
independientes.
Priorizar
el derecho al trabajo y mitigar el riesgo de rotación de personal por la
disrupción de la inteligencia artificial. El derecho al
trabajo lo tienen los seres humanos y no un robot. Por ello, se tomarán las
medidas necesarias, para minimizar el riesgo de que exista una alta rotación de
personal como consecuencia de la sustitución de personas por maquinas.
Reducción
amplia del menú impositivo. Muchos tipos de impuestos deben ser
eliminados, y otros redefinidos con tasas mínimas, logrando con ello, una mayor
participación de la población en las contribuciones, y dejando de lado todos
aquellos impuestos que empobrecen a la sociedad dominicana y por ello favorecen
su evasión.
Aprobación
de medio término de la agenda legislativa. Control y justificación del
endeudamiento. Se
terminó el impacto del hombre del maletín y los cabildeos que casi siempre
traicionan al interés nacional. A medio término el soberano mandante, aprobara
mediante referéndum: la agenda legislativa, los grandes proyectos de interés
nacional y sus presupuestos y cualquier endeudamiento que pueda exceder un
umbral especifico a establecer.
Estas
serian algunas medidas iníciales del soberano mandante, donde la primera de
todas implica necesariamente, instituir el referéndum para las aprobaciones fundamentales que solo
puede decidir el soberano mandante.
Se acabó el relajo de la
cosa pública y el despilfarro de los recursos que solo pertenecen a su dueño:
el pueblo dominicano.


